Entre los lugares más tradicionales –si bien no exentos de fantasía– encontramos castillos de cuento como el de Castilnovo (Segovia) o el del Parador de Olite(Navarra), palacios tan señoriales como los de Moratalla (Córdoba), Meres(Asturias) o del Arzobispo (Burgos) e imponentes construcciones religiosas como el monasterio de San Bartolomé de Lupiana (Guadalajara) o la casa-convento de Torrelengua (Cuenca). Por otro lado, existen propuestas tan novedosas como el espacio de aspecto clandestino Philippines Club (Barcelona), la antigua fortaleza –decorada con una estética orientalista– de Cap Rocat (Mallorca), el invernadero del Pazo de Santa Cruz (Pontevedra) o el propio Museo del Traje de Madrid.
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